Solo narramos las historias de la gente común y corriente que lucha por su propio destino.
Solo narramos las historias de la gente común y corriente que lucha por su propio destino.
Lluvias torrenciales han dejado un saldo de 302 muertos desde el pasado 16 de julio en la provincia central china de Henan. Específicamente, seis personas perdieron la vida tras las inundaciones de los tres túneles de la autopista Jingguang que atraviesa el centro de la ciudad de Zhengzhou, capital provincial. Sin embargo, si no hubiera sido por la resuelta acción de Hou Wenchao, esta cifra se habría multiplicado.
En 2018, el largometraje Dying to survive logró la quinta mejor taquilla de la historia del cine chino con 3 mil 100 millones de yuanes y se llevó varios galardones en festivales internacionales. Sin embargo, Lu Yong, la persona en la que se basa la trama de la película, manifestó su insatisfacción con el personaje protagonista, aunque este logró conmover a millones de chinos frente a la pantalla. “Ese tipo no soy yo. No soy un héroe, ni un criminal, sino otro paciente de leucemia”, dijo Lu Yong durante el estreno.
El abad Suquan del Monasterio Arhat, tras recibir una llamada telefónica, no vació ante la solicitud de la directora de la Clínica Materno-Infantil de la ciudad de Shifang, Gui Fengchun. Su respuesta fue afirmativa, aunque con el presentimiento de que se trataba de la decisión más importante de su vida, una que llevaría a su monasterio a romper con severos tabúes del budismo.
Wan Zuocheng y su esposa Xiong Gengxiang estuvieron ausentes, como unos de los premiados, en el acto de otorgamiento del galardón anual “Personajes que conmueven a China”, celebrado el 17 de febrero de 2021. Se trata de un evento patrocinado por la Televisión Central de China (CCTV), con una audiencia de más de cien millones de personas. Sin embargo, la pareja no tuvo tiempo para viajar a Beijing y cumplir con la cuarentena de 14 días para el control de la pandemia. “Podemos descansar, pero los pacientes que usan nuestra cocina no pueden esperar”, dijo Wan, dueño de la “cocina de la lucha contra el cáncer”.
“Vengo a hacer un examen físico para sacar la licencia”, dijo Wang Deshun al médico de la clínica. Sorprendido al ver al hombre canoso y con barba blanca, el médico preguntó: “¿Quiere usted aprender a conducir coche a esta edad?”, “No, no. Disculpe por no haberme explicado bien”, respondió Wang, actor de 85 años. “En realidad, quiero aprender a pilotar un avión”.
¿Te atreverías a correr en la oscuridad absoluta?
“Desearía ver al rostro de mi guía si tuviera la posibilidad de recuperar la vista. Dicen que es muy guapo”, fueron las palabras de Liu Cuiqing, atleta china con discapacidad visual, en una entrevista después de conquistar la medalla de oro el pasado 29 de agosto en la carrera de 400 metros de los Juegos Paralímpicos de Tokio, estableciendo un nuevo récord. “Él es la luz para mí”, dijo la campeona, al referirse al hombre que había corrido a su lado hasta la línea de meta, pero que nunca registró su nombre en el ranking de medallas.
En los recién concluidos Juegos Olímpicos de Tokio, los deportistas chinos alcanzaron un impresionante resultado con 38 medallas de oro, 32 de plata y 18 de bronce. Sin embargo, la atleta china que protagoniza la historia de hoy, no fue una medallista olímpica, y tampoco era parte de la delegación china, aunque sí participó en el evento deportivo.
Nueve días después de la muerte de su padre en un accidente de tráfico, la madre de Lai Min falleció debido a una ataxia hereditaria. Al mismo tiempo, Lai se enteró de que ella padecía la misma enfermedad degenerativa que causó la muerte de su madre. En el momento más difícil de su vida, su novio la abandonó tras una relación de siete años. En 2014, colapsó el mundo de Lai Min, una joven de 23 años. Pero, no sabía que esto sería el comienzo de su nueva vida.
Lluvias torrenciales han dejado un saldo de 302 muertos desde el pasado 16 de julio en la provincia central china de Henan. Específicamente, seis personas perdieron la vida tras las inundaciones de los tres túneles de la autopista Jingguang que atraviesa el centro de la ciudad de Zhengzhou, capital provincial. Sin embargo, si no hubiera sido por la resuelta acción de Hou Wenchao, esta cifra se habría multiplicado.
En 2018, el largometraje Dying to survive logró la quinta mejor taquilla de la historia del cine chino con 3 mil 100 millones de yuanes y se llevó varios galardones en festivales internacionales. Sin embargo, Lu Yong, la persona en la que se basa la trama de la película, manifestó su insatisfacción con el personaje protagonista, aunque este logró conmover a millones de chinos frente a la pantalla. “Ese tipo no soy yo. No soy un héroe, ni un criminal, sino otro paciente de leucemia”, dijo Lu Yong durante el estreno.
El abad Suquan del Monasterio Arhat, tras recibir una llamada telefónica, no vació ante la solicitud de la directora de la Clínica Materno-Infantil de la ciudad de Shifang, Gui Fengchun. Su respuesta fue afirmativa, aunque con el presentimiento de que se trataba de la decisión más importante de su vida, una que llevaría a su monasterio a romper con severos tabúes del budismo.
Wan Zuocheng y su esposa Xiong Gengxiang estuvieron ausentes, como unos de los premiados, en el acto de otorgamiento del galardón anual “Personajes que conmueven a China”, celebrado el 17 de febrero de 2021. Se trata de un evento patrocinado por la Televisión Central de China (CCTV), con una audiencia de más de cien millones de personas. Sin embargo, la pareja no tuvo tiempo para viajar a Beijing y cumplir con la cuarentena de 14 días para el control de la pandemia. “Podemos descansar, pero los pacientes que usan nuestra cocina no pueden esperar”, dijo Wan, dueño de la “cocina de la lucha contra el cáncer”.
“Vengo a hacer un examen físico para sacar la licencia”, dijo Wang Deshun al médico de la clínica. Sorprendido al ver al hombre canoso y con barba blanca, el médico preguntó: “¿Quiere usted aprender a conducir coche a esta edad?”, “No, no. Disculpe por no haberme explicado bien”, respondió Wang, actor de 85 años. “En realidad, quiero aprender a pilotar un avión”.
¿Te atreverías a correr en la oscuridad absoluta?
“Desearía ver al rostro de mi guía si tuviera la posibilidad de recuperar la vista. Dicen que es muy guapo”, fueron las palabras de Liu Cuiqing, atleta china con discapacidad visual, en una entrevista después de conquistar la medalla de oro el pasado 29 de agosto en la carrera de 400 metros de los Juegos Paralímpicos de Tokio, estableciendo un nuevo récord. “Él es la luz para mí”, dijo la campeona, al referirse al hombre que había corrido a su lado hasta la línea de meta, pero que nunca registró su nombre en el ranking de medallas.
En los recién concluidos Juegos Olímpicos de Tokio, los deportistas chinos alcanzaron un impresionante resultado con 38 medallas de oro, 32 de plata y 18 de bronce. Sin embargo, la atleta china que protagoniza la historia de hoy, no fue una medallista olímpica, y tampoco era parte de la delegación china, aunque sí participó en el evento deportivo.
Nueve días después de la muerte de su padre en un accidente de tráfico, la madre de Lai Min falleció debido a una ataxia hereditaria. Al mismo tiempo, Lai se enteró de que ella padecía la misma enfermedad degenerativa que causó la muerte de su madre. En el momento más difícil de su vida, su novio la abandonó tras una relación de siete años. En 2014, colapsó el mundo de Lai Min, una joven de 23 años. Pero, no sabía que esto sería el comienzo de su nueva vida.
Lluvias torrenciales han dejado un saldo de 302 muertos desde el pasado 16 de julio en la provincia central china de Henan. Específicamente, seis personas perdieron la vida tras las inundaciones de los tres túneles de la autopista Jingguang que atraviesa el centro de la ciudad de Zhengzhou, capital provincial. Sin embargo, si no hubiera sido por la resuelta acción de Hou Wenchao, esta cifra se habría multiplicado.
En 2018, el largometraje Dying to survive logró la quinta mejor taquilla de la historia del cine chino con 3 mil 100 millones de yuanes y se llevó varios galardones en festivales internacionales. Sin embargo, Lu Yong, la persona en la que se basa la trama de la película, manifestó su insatisfacción con el personaje protagonista, aunque este logró conmover a millones de chinos frente a la pantalla. “Ese tipo no soy yo. No soy un héroe, ni un criminal, sino otro paciente de leucemia”, dijo Lu Yong durante el estreno.
El abad Suquan del Monasterio Arhat, tras recibir una llamada telefónica, no vació ante la solicitud de la directora de la Clínica Materno-Infantil de la ciudad de Shifang, Gui Fengchun. Su respuesta fue afirmativa, aunque con el presentimiento de que se trataba de la decisión más importante de su vida, una que llevaría a su monasterio a romper con severos tabúes del budismo.
Wan Zuocheng y su esposa Xiong Gengxiang estuvieron ausentes, como unos de los premiados, en el acto de otorgamiento del galardón anual “Personajes que conmueven a China”, celebrado el 17 de febrero de 2021. Se trata de un evento patrocinado por la Televisión Central de China (CCTV), con una audiencia de más de cien millones de personas. Sin embargo, la pareja no tuvo tiempo para viajar a Beijing y cumplir con la cuarentena de 14 días para el control de la pandemia. “Podemos descansar, pero los pacientes que usan nuestra cocina no pueden esperar”, dijo Wan, dueño de la “cocina de la lucha contra el cáncer”.
“Vengo a hacer un examen físico para sacar la licencia”, dijo Wang Deshun al médico de la clínica. Sorprendido al ver al hombre canoso y con barba blanca, el médico preguntó: “¿Quiere usted aprender a conducir coche a esta edad?”, “No, no. Disculpe por no haberme explicado bien”, respondió Wang, actor de 85 años. “En realidad, quiero aprender a pilotar un avión”.
¿Te atreverías a correr en la oscuridad absoluta?
“Desearía ver al rostro de mi guía si tuviera la posibilidad de recuperar la vista. Dicen que es muy guapo”, fueron las palabras de Liu Cuiqing, atleta china con discapacidad visual, en una entrevista después de conquistar la medalla de oro el pasado 29 de agosto en la carrera de 400 metros de los Juegos Paralímpicos de Tokio, estableciendo un nuevo récord. “Él es la luz para mí”, dijo la campeona, al referirse al hombre que había corrido a su lado hasta la línea de meta, pero que nunca registró su nombre en el ranking de medallas.
En los recién concluidos Juegos Olímpicos de Tokio, los deportistas chinos alcanzaron un impresionante resultado con 38 medallas de oro, 32 de plata y 18 de bronce. Sin embargo, la atleta china que protagoniza la historia de hoy, no fue una medallista olímpica, y tampoco era parte de la delegación china, aunque sí participó en el evento deportivo.
Nueve días después de la muerte de su padre en un accidente de tráfico, la madre de Lai Min falleció debido a una ataxia hereditaria. Al mismo tiempo, Lai se enteró de que ella padecía la misma enfermedad degenerativa que causó la muerte de su madre. En el momento más difícil de su vida, su novio la abandonó tras una relación de siete años. En 2014, colapsó el mundo de Lai Min, una joven de 23 años. Pero, no sabía que esto sería el comienzo de su nueva vida.